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DEJA QUE EL FRACASO TE SEÑALE EL CAMINO AL ÉXITO

Por John Maxwell
Oliver Goldsmith nació hijo de un pobre predicador en Irlanda en los años de 1700. Cuando creció, no fue un gran alumno. En efecto su maestro de escuela lo llamaba «estúpido cabeza dura». Se las ingenió para sacar un título universitario, pero terminó último en su clase. No estaba seguro de qué quería hacer. Primero trató de ser un predicador, mas no tenía la facilidad para serlo, y nunca fue ordenado al ministerio. Luego intentó seguir una carrera de derecho pero fracasó en ello. Después se estableció como médico, aunque era un doctor indiferente y no tenía pasión por su profesión. Pudo mantenerse en varios puestos sólo temporalmente. Goldsmith vivía en la pobreza, estaba a menudo enfermo, y una vez tuvo que empeñar su ropa para comprar comida.
Parecía que nunca iba a encontrar el camino, pero luego descubrió un interés una aptitud por la escritura  la traducción. Al principio trabajó  como corrector y escritor del Fleet Street, después comenzó a escribir obras que salieron de sus propios intereses. Él aseguró su reputación de novelista con El Vicario de Wakefield, de poeta con La aldea abandonada, y de autor teatral con Doblegada para vencer.
El fracaso es la parte productiva del éxito. Abre el camino que no tienes para viajar una vez más, la montaña que no tienes para escalar otra vez, y el valle que no tienes para cruzar de nuevo. En el momento en que estás cometiendo errores «el beso de Jesús»; ésta era una expresión de Madre Teresa para referirse a los fracasos que nos llevan a Dios. No obstante, si tenemos la actitud correcta, nos pueden llevar a lo que deberíamos estar haciendo.
Recibe tus fracasos como bendiciones disfrazadas.