Oliver Goldsmith nació hijo de un pobre predicador en Irlanda en los años de 1700. Cuando creció, no fue un gran alumno. En efecto su maestro de escuela lo llamaba «estúpido cabeza dura». Se las ingenió para sacar un título universitario, pero terminó último en su clase. No estaba seguro de qué quería hacer. Primero trató de ser un predicador, mas no tenía la facilidad para serlo, y nunca fue ordenado al ministerio. Luego intentó seguir una carrera de derecho pero fracasó en ello. Después se estableció como médico, aunque era un doctor indiferente y no tenía pasión por su profesión. Pudo mantenerse en varios puestos sólo temporalmente. Goldsmith vivía en la pobreza, estaba a menudo enfermo, y una vez tuvo que empeñar su ropa para comprar comida.