La falta de dinero es el motivo principal por el que muchos emprendedores no renuncian a su trabajo, ni se dedican plenamente a su sueño emprendedor. Pero se puede mirar el lado positivo: el trabajo es la principal fuente de ingresos, y se puede utilizar también como fuente de inversión inicial. Ahorra todo lo que puedas, emplea una parte del dinero que recibes cada mes en pequeñas inversiones para tu idea y guarda otra parte para futuros imprevistos. Recuerda que, hoy por hoy, tu sueldo actual es tu principal herramienta para conseguir el capital inicial para tu negocio.
2. Cuida lo más esencial antes de lanzarte
Dado que no puedes dedicarte plenamente a ello, al menos mientras mantienes tu trabajo, debes dejar todos los cabos bien atados para cuando llegue el momento de dar el salto. Diseña un plan de negocio muy completo, ya que de él dependerá en gran parte el éxito de tu empresa. Realiza presupuestos, estudios de mercado, proyecciones financieras y una estrategia de ventas. Recuerda planificar a largo o medio plazo, hacerlo a corto sólo puede precipitarte al fracaso si algo sale mal.
3. Déjate asesorar por los mejores
Tu idea es buena, crees que funcionará y sabes cómo llevarla a cabo. Sin embargo, lo más inteligente en estos casos es acudir a mentores, personas que puedan asistirte y asesorarte sobre cómo tomar las mejores decisiones, e incluso ayudarte cuando las cosas no vayan en la buena dirección. Hazte, además, con una buena red de contactos, te ayudará a conseguir clientes, incrementar conocimientos y, en definitiva, a crecer profesional y empresarialmente.
4. Aprende a delegar
Querer hacerlo todo tú mismo sólo entorpecerá el proceso. Además, no es que te sobre el tiempo, por eso, lo mejor que puedes hacer es delegar tareas en otras personas. Busca personas de plena confianza y con las capacidades necesarias para que te ayuden. Familia, amigos o compañeros, son siempre buenas opciones en los comienzos. Esto te permitirá compaginar tu empleo con tu sueño de emprendedor, sin renunciar a ninguno de ellos.
5. Fija un plazo: La única diferencia entre un sueño y un objetivo es una fecha
Cuando tengas las líneas generales de tu negocio bien definidas, cuentes con la financiación necesaria y hayas encontrado un nicho en el mercado donde dirigirte, pon una fecha. Te ayudará a fijar tus metas de una manera más clara y te permitirá programar tus acciones posteriores. Será ese momento cuando realmente estés preparado y puedas permitirte el lujo de dejar tu trabajo y dedicarte enteramente a tu sueño de emprendedor, hasta entonces, recuerda que las facturas no se pagan solas.