¿Con qué sueñas? ¿Qué quieres lograr? Aunque el dinero no se encuentre dentro de tus prioridades, invariablemente necesitarás de él para cumplir tus sueños y metas. ¿Y tú tienes sueños o tienes metas? Podrán sonar como la misma cosa, pero no lo son: un sueño financiero es algo que esperas que pase; una meta financiera es algo que estás planeando y para lo que te estás preparando.
Una parte importante de ese plan es cómo vas a conseguir el dinero necesario para cumplirlo. Ahorrar una parte de tus ingresos es una de esas cosas que son mucho más fácil de decir, que de hacer. Conlleva mucho más que el simple “gasta menos de lo que ganas” (aunque esta parte por si sola puede resultar complicada), pues debes considerar variables como la cantidad de dinero que realmente puedes ahorrar, dónde lo vas a mantener, para qué lo vas a usar y cuánto tiempo te tomará ahorrar.
Una de las razones por las que se nos hace difícil ahorrar es porque buscamos la satisfacción inmediata: por qué esperar 1 año para poder comprarme “X”, si puedo salir este fin de semana y disfrutar ahora. Si no tienes metas específicas que quieras cumplir, ahorrar se te hará una carga pesada cada mes y muy seguramente encontrarás razones cada quincena para no hacerlo.
Cuando tus metas de ahorro no tienen nombre y apellido, no vas a tener la motivación necesaria para separar ese dinero mes a mes y continuarlo haciendo durante el tiempo que sea necesario.
Fuente: http://plataconplatica.com