¿Estás al frente de un equipo? Tienes una gran responsabilidad por delante. Como líder, hay algunas actitudes que deberías evitar si no quieres crear un equipo de trabajo conflictivo, fragmentado o poco motivado. Toma nota:
Tu rol como jefe es, además de dirigir, fomentar la cooperación y el trabajo en conjunto. Así que olvídate de excluir a algunos miembros de tu equipo. Todo, hasta lo más “bobo”, cuenta: si saldrán a comer, invita a todos; si rifarán algo en equipo, considera a todos. ¡Es algo básico, pero sumamente importante!
Involucrarte en rumores de pasillo es de las peores cosas que puedes hacer en el trabajo. Si eres jefe de un equipo, mucho peor: lo único que haces es fomentar que tus empleados hagan lo mismo, y crear un ambiente de trabajo tenso. Mantente alejado de las críticas y los chismes y actúa como el líder que eres.
Es cierto, los líderes son los responsables últimos de que las cosas salgan bien… Pero los empleados son quienes hacen que las cosas sucedan. Si tu equipo entregó buenos resultados, reconócelos y asegúrate de que los demás lo sepan. No hay nada más desalentador que un jefe que se adjudica todos los méritos.
Quizá valores mucho el trabajo de algún empleado dedicado, o haya otro que te haga reír a carcajadas. O quizá uno de ellos sea un buen amigo. Sin embargo, existe una regla de oro: en la oficina, todos deben ser tratados por igual. Lo único que conseguirás al mostrar tu preferencia por alguien será desmotivar al resto de tus empleados.
¿Los otros jefes no hacen bien su trabajo? A menos que su desempeño afecte directamente tu trabajo, no te corresponde gritarlo a los cuatro vientos. Esta actitud denota prepotencia y falta de madurez. ¿Y qué no las principales cualidades de todo líder deben ser humildad y responsabilidad?
Cuidado: no confundas “confiar plenamente en el trabajo de tu equipo” con desentenderte de los procesos de trabajo. Como líder debes estar siempre pendiente de todo lo que sucede en tu área. Eso de dirigir desde las alturas, sin saber cómo se hacen las cosas desde abajo, es propio de un dictador, no de un líder auténtico.
Un líder siempre debe impulsar a sus empleados a crecer en su profesión, y esto implica enseñarles cosas nuevas… o, por lo menos, no cerrarse al aprendizaje. Muchos jefes creen que sus empleados “ya saben lo suficiente”, y ni siquiera se molestan en incorporar nuevos aprendizajes.
¿Para qué aprender a usar las nuevas tecnologías si la máquina de escribir funciona perfectamente bien? Estando al frente de un equipo, es tu responsabilidad abrirte a los cambios e incorporarlos en tus procesos de trabajo.
No estás de acuerdo con las decisiones tomadas “desde arriba”, crees que tus jefes son unos ineptos, que nadie hace bien su trabajo y que, básicamente, todo se derrumba lentamente. No transmitas esta mentalidad negativa a tus empleados si no quieres que tengan los ánimos por los suelos. Lo que debes transmitirles siempre es seguridad, tranquilidad y confianza.
Suena familiar… ¿cierto? No son pocos los jefes que creen que ya “trabajaron lo suficiente” para “llegar hasta donde están”, y que ahora el “trabajo duro” les corresponde a otros. ¡Gran error! Si eres de los que se limitan a dar órdenes y no se ensucian las manos trabajando como sus empleados, tus habilidades profesionales seguramente dejan mucho que desear. Además, lo más probable es que tus empleados te maldigan en silencio.
Fuente: https://www.entrepreneur.com/article/268815