Volver al sitio

Tu Puedes

Por: Rich Devos

Una estudiante me preguntó en un banquete universitario, "¿Qué es lo más importante que una persona joven debería saber?" y le dije: "Debes desarrollar una filosofía de 'tú puedes', y lograrás lo que quieras". Pareció sorprendida. Probablemente nunca le habían dicho eso antes, así que me alegró tener la oportunidad de ejercer una influencia positiva en una persona joven.

"Tú puedes" ha sido una frase definitiva en mi vida. La mejor manera de compartir el poder de esa frase contigo es compartir parte de mi historia, la cual fue impulsada por la filosofía de "Tú puedes". Fui afortunado en mi juventud porque "¡Tu puedes!" fue la frase positiva que mi padre siempre usó para animarme. Soy conocido por esa frase porque la utilicé para ayudar a motivar a distribuidores Amway en todo el mundo. La he conservado en mi vocabulario para usarla con mis hijos, nietos, y otras personas que valoro y que deseo que cumplan todo su potencial. "Tú puedes" ha sido el eslogan de nuestro hogar.

Cuando era niño, durante la Gran Depresión, se me inculcó el pensamiento de que podía hacer cualquier cosa en esos tiempos difíciles. Mi familia tuvo que dejar la casa en la que pasé muchos años maravillosos de mi niñez porque mi padre no tenía empleo y no podía conservarla. Nuestra familia tuvo que mudarse a las habitaciones superiores de la casa de mis abuelos, donde recuerdo que dormía bajo las vigas. Vivimos allá durante los peores cinco años de la depresión. Pero no fueron días malos para mi siendo niño. Mis primos vivían en el vecindario. No había muchos autos, así que podíamos jugar pelota en la calle. Nuestra pelota se desgasta tanto que teníamos que envolverla con hiladas y envolverte trapos. No teníamos con qué comprar una nueva.

El dinero nos limitaba en esos días. Yo comencé a hacer una ruta repartiendo periódicos para ganar dinero y la hice a pie hasta que gané lo suficiente para comprar una bicicleta usada. Diez centavos era una gran cantidad de dinero. Recuerdo que un hombre sino nuestra casa vendiendo revistas y lloraba porque no podía regresara a casa hasta que vendiera la última. Mi padre le dijo con honestidad que no tenía ni diez centavos en casa. Aún así mi padre continuó animándome con "Tú puedes".

Mi padre fue un hombre muy positivo. Él creía en el poder del pensamiento positivo. Y lo predicaba así su propia vida no fuera tan exitosa como él habría esperado. Pero nunca se volvió negativo. Siempre me decía: "Vas a lograr grandes cosas. Te ira mejor que a mí. Vas a llegar más lejos de lo que yo he llegado. Vas a ver cosas que yo nunca he visto".

Mi madre admitía que no era muy positiva. Pero un día después de la muerte de mi padre me dijo: "He decidido que tengo que ser positiva si vas a venir a verme, porque no vas a venir sólo a escuchar cómo me quejo", así que desde el día que tomó la decisión, comenzó a ser positiva. Ella honró la creencia de mi padre y "lo hizo". ¡Yo estaba muy orgullosa de ella! Y fue una afirmación más a mi creencia de que ser positivo es una decisión, algo que podemos aprender si nos concentramos en buscar lo que es bueno en la vida y en otras personas. También muestra que si eres una persona positiva, tu actitud actitud contagiará a otros y serán menos propensos a ser negativos cuando estén cerca de ti.

Nunca descubrirás qué tan lejos puedes llegar si no empiezas a "hacerlo". De otra forma limitas toda tu vida y siempre tendrás qué arrepentirte, pensando: "Quisiera haber intentado eso". Cuando desarrollas la actitud de "Puedo hacerlo", todo sucede, y el Señor luego te provee y comienza a darte respuestas. Evalúas obstáculos honestamente, pero los consideras como algo que hay que superar en lugar de una razón para no hacer nada.

Así lo hagas y fracases, tienes la fortaleza y el valor para saber qué tan lejos llegaste para intentarlo de nuevo, o hacerlo de otra forma la próxima vez, o aceptar un nuevo empleo con más confianza. Piensa en el que podrías hacer y empieza. ¡Piensa en grande!

Muchas personas nunca intentan hacer algo porque tienen miedo al fracaso, o miedo a que alguien pueda criticarlos o burlarse, miedo de no tener el suficiente entrenamiento o experiencia. A ellos les digo: "Traza una meta y ve tras ella. ¡Tu puedes!"