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Lo bueno es enemigo de lo magnífico

Por: Jim Collins

Lo bueno es enemigo de lo magnífico.

Y está es una de las razones por las que hay tan pocas cosas buenas que puedan acabar convirtiéndose magníficas. No tenemos colegios magníficos, principalmente porque tenemos buenos colegios. No tenemos gobiernos magníficos, principalmente porque tenemos gobiernos buenos. Muy poca gente consigue tener una vida magnífica, en gran parte porque es fácil conformarse con una vida medianamente buena. La inmensa mayoría de las compañías nunca llegan a ser magníficas, precisamente porque consiguen llegar a ser bastante buenas, y éste es su mayor problema.

En su famoso ensayo El erizo y el zorro, Isaiah Berlin dividió el mundo en erizos y zorros, basándose en la antigua parábola griega: "El zorro sabe muchas cosas, pero el erizo sabe una cosa muy importante". El zorro, con aspecto de ser el perfecto ganador, rápido, impecable, elegante, veloz y habilidoso; da vueltas en círculos alrededor de la madriguera del erizo, esperando el momento perfecto para atacar. El erizo, por su parte, es una criatura mucho menos elegante, con aspecto de ser un cruce genético entre puerco espín y pequeño armadillo. Va vagando por ahí, buscando comida y cuidando su casa.

El zorro espera en silencio el momento oportuno. El erizo preocupado por sus cosas, se interpone justo en el camino del zorro. ¡Ya te tengo! Piensa el zorro. Da un salto, levantándose del suelo, corriendo deprisa. El pequeño erizo, sintiendo el peligro, mira hacia arriba y piensa: "Ya estamos otra ves. ¿Es que nunca aprenderá?". Rodando como si fuera una bola perfecta, el erizo se transforma en un ovillo de clavos afilados que apuntan en todas las direcciones. El zorro, dirigiéndose hacia su presa, ve la defensa del erizo y rechaza el ataque. El zorro retrocediendo empieza a calcular una nueva línea de ataque. Cada día tiene lugar alguna versión de esta batalla entre el zorro y el erizo, y a pesar de que el zorro es más astuto siempre gana el erizo.

Berlin extrapoló esta pequeña parábola para dividir a las personas en dos grupos básicos: zorros y erizos. Los zorros persiguen varias metas al mismo tiempo y ven el mundo en toda su complejidad. Se mueven a muchos niveles. Los erizos, sin embargo, simplifican un mundo complejo en una idea organizadora muy simple, en un principio básico o concepto que unifica y guía todo. No importa lo complejo que sea el mundo, un erizo reduce todos los desafíos y dilemas a ideas muy simples, por no decir simplistas. Para un erizo, todo aquello no está estrechamente relacionado con su idea no tiene ninguna relevancia.

¿Qué tiene que ver toda esta historia de los erizos y los zorros con empresas buenas o magníficas? Todo.

Fuente: Empresa que sobresalen